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domingo, 4 de agosto de 2013

Intimidad virtual ¿existe?

Muchas veces lo tratamos como un tema tabú, pero en realidad el sexo virtual es una práctica más común de lo que creemos. 

¿Qué es el sexo virtual? 

Es la práctica del sexo a través de un medio de comunicación como el teléfono o internet. No hay presencia física del interlocutor, sino que lo ves o le lees en una pantalla. No es nada malo practicar sexo virtual, pero siempre se debe ser consciente de las estafas online con perfiles falsos de gente. Con el sexo virtual potencias otros aspectos como la masturbación y el diálogo excitante.





Algunos consejos que podemos dar son:


-Es mejor que mantengas el anonimato a no ser que lo hagas con tu pareja


-No te aísles del mundo real o puedes acabar con una personalidad narcisista


-Vigila con lo que te encuentres por internet, no te dejes engañar


-Sobre todo, no lo practiques si eres menor de edad. 

Se han dado casos de abusos sexuales y bullying a raíz de una fotografía o un vídeo de menores.

- Todo lo que subes a la red sale de tu control se cauto y precavido en compartir fotos y datos personales, luego no podras saber que se hace con tu información.


- Recuerda que si muestras tus senos en una web cam, o algo mas puede estar siendo grabado y posteriormente circular en la red, aunque tu lo mostraste a una persona, no puedes tener la certeza que esto no aparezca en otro lado.

El Sexo no es como el PORNO

Muchos hemos visto películas porno donde las situaciones eróticas distan muchos de parecerse a lo que ocurre en la vida real. 

Un interesante vídeo representa con comida, lo que verdaderamente ocurre entre sexo y la pornografía  mitos y verdades por reconocer.



viernes, 19 de julio de 2013

Estoy deprimido...no quiero intimidad

“Esta noche no, estoy algo cansado” Increíble pero cierto, frases como esta también pueden llegar a decirla los hombres. Como mujer, a veces es difícil aceptar que la pareja no sienta los mismos deseos sexuales, estamos convencidas de que él tiene que estar siempre preparado y a la disposición.


Los hombres también tienen sus estados de ánimo y quizá haya momentos en que no sienta deseos de tener relaciones íntimas, y no por eso significa que el amor se haya terminado o que ya no le gustes.

Al igual que en un matrimonio, para las relaciones íntimas la comunicación es vital para el buen entendimiento; y antes de que destruyas la confianza en ti misma con ideas absurdas en la cabeza, platica con tu pareja y pregunta abiertamente al respecto: ¿Hay algo que no le guste? ¿Atraviesa por momentos laborales difíciles? ¿Últimamente ha trabajado demás y está exhausto? ¿Está deprimido? ¿Algo le preocupa?


Debes saber que la depresión es de las primeras causas de la falta de deseo sexual. Cuando un hombre está deprimido, lo primero que aparece es el descenso de la libido, por tanto cuando el impulso vital se apaga, los deseos de hacer el amor desaparecen. Y aún cuando la situación de la depresión vaya por buen camino y se solucione satisfactoriamente, el deseo sexual es el último signo en aparecer de nuevo.


Las emociones negativas como tristeza, celos, enojo, entre otros, también pueden ser causa de que el libido esté aletargada en lo más profundo de su interior, y que no reaparezca hasta superar dichas emociones.


Los problemas y preocupaciones, son de igual manera, otra de las causas de la falta de deseo sexual. Los padres que lo agobian, los problemas de salud de los hijos, el jefe que hace la vida de cuadritos… Todo puede ocupar la mente y destruir el placer. Una vez superado los problemas, la vida sexual vuelve a la normalidad.


Tan solo estas son algunas de las causas por las cuales quizá a un hombre no le “apetezca”, sin embargo lo importante es que lo ayudes a cuestionarse sobre lo que siente. Busquen juntos la razón verdadera por la cual no siente esos deseos de tener relaciones. Entender sus razones, te ayudará a no crear telarañas que perjudiquen la relación al paso del tiempo

Se dice que una de cada cuatro personas padecerá una depresión a lo largo de su vida. Lo que no se comenta tanto, y ahí entra el tabú, es que algunos de los fármacos para tratarla socavarán su deseo y sus relaciones sexuales. Este efecto secundario, además de minar la autoestima y la unión de las parejas, provoca que muchos abandonen la terapia antes de tiempo y acaben recayendo.


Hace un par de semanas, la FDA, agencia estadounidense del medicamento, anunciaba la aprobación de un nuevo antidepresivo(Viibryd o vilazodona) que no produce este efecto negativo sobre la libido. Aunque no se vende en España, la llegada de esta sustancia al mercado norteamericano pone sobre la mesa una problemática mayoritariamente oculta: algunos antidepresivos impactan seriamente en la salud sexual.


"Depende del psiquiatra. Los españoles, los italianos y los griegos somos los que más preguntamos a nuestros pacientes sobre su vida sexual. Sin embargo, en los países nórdicos y en Reino Unido, por ejemplo, se considera una esfera íntima en la que no se debe entrar", explica a ELMUNDO.es el psiquiatra Ángel Luis Montejo.


Precisamente, este médico es el creador de la Asociación Española de Sexualidad y Salud Mental (ASEXAME), con la que intenta concienciar tanto a enfermos como especialistas de la importancia de transmitir y abordar este tipo de trastornos: "Hay unos 300 medicamentos comercializados que pueden producir problemas sexuales, principalmente antidepresivos y antipsicóticos, pero también algunos antihipertensivos, antidiabéticos, fármacos para el colesterol, etc.".


El papel de la serotonina

En el caso de la depresión, los fármacos que más pueden interferir en las relaciones sexuales son los llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (el más conocido de ellos, Prozac). Funcionan aumentando los niveles de la citada sustancia y, en consecuencia, reduciendo la impulsividad, la ansiedad y, también, el deseo. Son la terapia de elección en pacientes que, por ejemplo, sufren trastorno obsesivo compulsivo o bulimia.


Como explica Montejo, este efecto ni entiende de género ni de edad, y varía desde la falta de deseo (que aparece en un 60% o 70% de los casos) hasta los problemas para alcanzar el orgasmo o eyacular (un 50%), pasando por la falta de lubricación vaginal o la disfunción eréctil (30%).

Teniendo en cuenta que, actualmente, unos cinco millones de españoles sufren una depresión, el impacto de este efecto secundario cobra aún más relevancia. Se antoja esencial identificarlo cuanto antes para paliarlo o reducirlo en la medida que sea posible.
Cómo tratarlo

Como primera acción, desde ASEXAME, se recomienda recurrir al uso de antidepresivos que no tengan este efecto, siempre y cuando sea posible (en algunos trastornos no hay otra terapia posible). Una opción serían los medicamentos que, en lugar de incrementar la serotonina, aumentan la liberación de dopamina.

"Nosotros hicimos un estudio en jóvenes sanos y vimos que un 80% de los que tomaron paroxetina (un serotoninérgico) padeció disfunción sexual, frente a menos de un 10% de los que tomaron agomelatina (dopaminérgico) o un placebo", recalca Montejo. Y añade: "La dopamina hace todo lo contrario que la serotonina, es como si fuera un neurotransmisor prosexual".


Rebajar la dosis o complementar el antidepresivo con otros medicamentos, que puedan ayudar en las relaciones sexuales, también es una alternativa potencialmente eficaz. "Otra cosa que solemos hacer es lo que llamamos 'vacaciones de fin de semana'. Permitimos que el paciente suspenda el antidepresivo unas 48 horas antes del día que vaya a tener relaciones sexuales, para luego retomar la terapia", propone el citado psiquiatra.


Todas estas acciones están encaminadas a frenar el detrimento de la calidad de vida y, ante todo, impedir que se abandone la terapia antes de tiempo. Una alternativa por la que optan más los hombres que las mujeres, que no soportan ver cómo sus relaciones sexuales empeoran. "Si los pacientes tienen una vida sexual activa antes de tomar el fármaco y, fruto de ello, comienzan a padecer problemas, entre un 35% y un 40% acabará por abandonar el tratamiento antes de tiempo".


Fuente: elmundo.es y Mexicosites

Las emociones y la educación sexual adolescente

EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ADOLESCENCIA: EMOCIONES Y DESTREZAS
Tal y como decíamos en el artículo anterior “¿De donde vienen los niños?, la educación sexual comienza a edades muy tempranas y debe abordar los diferentes aspectos englobados en ella de manera paulatina y acorde al desarrollo evolutivo de nuestros hijos o hijas. Debe ser rigurosa, objetiva y completa sin olvidar los aspectos biológicos, psíquicos y sociales, entendiendo la sexualidad como comunicación humana, fuente de placer y de afectividad.

En la adolescencia y preadolescencia podemos ya abordar aspectos más directamente vinculados a la prevención y anticoncepción. Sin embargo esto no significa que tengamos que descuidar la parte afectiva y emocional, todo lo contrario debe cobrar especial relevancia.
Suele ser en esta etapa, al plantearnos la posibilidad de que nuestros hijos o hijas empiecen a interesarse por el sexo, cuando nos asaltan miedos y ansiedades. Lo más frecuente es que hayamos esperado hasta el último momento para tratar temas que sabemos que tienen una importancia fundamental en la vida y el desarrollo de todas las personas y que queramos en un día enterarnos de lo que saben sobre sexualidad, de su opinión, de si mantienen relaciones sexuales, de cómo es la persona a la que han elegido, si conocen los métodos anticonceptivos, si saben lo que es una enfermedad de trasmisión sexual y las formas de contagio, si usan métodos de barrera… Ante esto, nos encontramos con rechazo, con silencios, con un “déjame en paz” o, en el mejor de los casos, con miradas perplejas.
A esto se une la perspectiva, generalmente negativa, con la que abordamos la sexualidad en los adolescentes y jóvenes. Los temas recurrentes son: las enfermedades de trasmisión sexual, los embarazos no deseados, la edad adecuada para comenzar a tener experiencias sexuales… pocas veces hablamos con ellos y ellas de que la sexualidad está presente en todas las personas desde que nacemos, que varía en cada etapa de la vida, de la importancia de tener una vida sexual satisfactoria, de que es una fuente de placer físico y afectivo… pocas veces hablamos de la sexualidad en positivo, pensamos que hablándoles en estos términos les incitamos a practicar sexo. Convertimos el placer en un tema tabú.
Nada más lejos de la realidad, ya están y estamos expuestos a diario a mensajes, imágenes, escenas… de contenido sexual y éste es precisamente un buen motivo para involucrarnos en su educación sexual. No podemos dejar que interpreten sus relaciones afectivas y/o sexuales desde la perspectiva de la televisión, los videoclips, las revistas o los comentarios de los amigos. Tenemos que involucrarnos desde la infancia en la educación sexual y afectiva de nuestras hijas e hijos y darles información y una perspectiva real de las relaciones entre adultos y lo que implican.
Debemos ayudarles a conocerse, entenderse, disfrutarse y cuidarse. Ayudarles a resolver sus dudas y a conocer y aceptar su cuerpo, sus emociones y sentimientos tienen que ser los primeros objetivos. Porque la educación sexual no consiste sólo en conseguir que nuestros hijos e hijas usen preservativo, no debemos olvidar todos los aspectos que, previa y simultáneamente, hay que tratar. La educación sexual abarca el desarrollo sexual y la salud reproductiva pero también las relaciones interpersonales, las habilidades sociales, la orientación sexual y el conocimiento de uno mismo, la imagen corporal, la intimidad, el afecto, el género, la toma de decisiones, la asunción de la propia responsabilidad, el respeto a uno mismo y a los demás…  
Un estudio elaborado por médicos de familia en un centro de asistencia primaria y presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, afirma que uno de cada tres jóvenes de entre 14 y 17 años no es capaz de rechazar a su pareja cuando ésta se niega a utilizar método anticonceptivo. Este dato deja entrever una realidad en la que lo más importante no es tener la información sino poseer las habilidades necesarias para hacer uso de ella.
En esta etapa, en la que ya hemos debido avanzar mucho en la educación sexual de nuestros hijos e hijas, debemos insistir en:
·        Proporcionarles información completa y ajustada a su realidad, adelantándonos a sus inquietudes. Este aspecto es fundamental porque van a comenzar a experimentar muchos cambios, no sólo corporales, para lo que es conveniente que les preparemos, que no les “pillen desprevenidos”.
·         Educar en responsabilidad. Hay que aceptar que son ellos y ellas las que van a decidir y, consecuentemente, desechar la idea de trasmitir normas o límites. Debemos reconocer su capacidad para ser dueños y dueñas de su vida y reforzar su capacidad para tomar decisiones responsables.
·         Seguir ofreciendo un entorno familiar en el que sea normal hablar y expresar nuestra sexualidad, con sinceridad, en positivo, sin prejuicios, sin estereotipos, sin mentiras… con el objetivo de comprender y atender a las necesidades, sentimientos, situaciones… que nuestras hijas e hijos experimentan. En ocasiones, nos precipitamos a hablar y trasmitir los mensajes que creemos importantes y se nos olvida escucharles y atenderles. Aprovechamos para tocar los temas que nos interesan sin prestar atención a si son los mismos que les interesan a ellos.
·         Potenciar sus sentimientos de competencia, la percepción positiva que tienen de sí mismos, de sus habilidades y posibilidades. Todo ello será fundamental para afrontar las situaciones que se les puedan plantear.
·         Ayudar a nuestros hijos e hijas en la identificación y expresión de sus sentimientos. En esta etapa, caracterizada por cierta impulsividad, por la gran influencia que el entorno social tiene en nosotros, por la expresión desmedida de las emociones… será importante hacer presentes las emociones y no centrarse sólo en las conductas.
Teniendo todo esto presente podremos hablar de relaciones sexuales y detenernos en aspectos como la anticoncepción o las enfermedades sexuales abordándolo desde la responsabilidad hacia nuestra propia salud, como un hábito de autocuidado que debemos asumir.  
Y es que según varios estudios, la cifra de adolescentes y jóvenes que no usan preservativo en sus relaciones sexuales está en torno al 40% a pesar de estar totalmente informados sobre los diferentes métodos anticonceptivos.
Lo que deja claro la importancia de las habilidades, tanto manuales como sociales, como facilitadores del uso del preservativo. En una edad tan complicada, podemos preferir arriesgarnos con el sexo sin método de barrera que arriesgarnos a quedar en ridículo bien poniendo el preservativo, bien comprándolo en la farmacia, bien expresando a nuestra pareja que queremos utilizarlo… ¡Hay tantas situaciones en las que nos sentimos vulnerables cuando se trata de sexualidad!
Será fundamental que sepan manejar situaciones en las que las destrezas sociales tienen un papel importante: la capacidad de reafirmarse en una decisión o de resistirse a las peticiones de otra persona si no nos apetece o lo consideramos inapropiado; vencer el miedo al rechazo, a no proporcionar satisfacción al otro, a ofender a la otra persona… pueden llevarles a no insistir lo que deberían en el uso de un método de barrera.
Por ello puede ser útil y adecuado desde practicar con un preservativo y un plátano para que adquieran destreza y habilidad en su uso hasta acompañarles a comprarlos para evitar ese momento de vergüenza en la farmacia o indicarles los comercios, supermercados o dispensadores en los que se pueden adquirir por autoservicio, sin necesidad de solicitarlos al personal comercial. También ir al ginecólogo o proporcionarles los teléfonos y direcciones de los recursos y asesorías que existen para jóvenes y adolescentes en nuestro entorno.
En resumen, si nuestros hijos e hijas disponen de información, conocimientos y libertad para tomar sus decisiones, si han asumido la responsabilidad de cuidarse, si están seguros de sus decisiones y se saben capaces de mantenerlas, si se sienten competentes y hábiles… incrementaremos sustancialmente las posibilidades de que su vida sexual sea saludable y satisfactoria no sólo física sino también emocionalmente.

jueves, 30 de mayo de 2013

Las relaciones intimas en exceso puede matarte.

En muchas ocasiones las personas se quejan del poco sexo que hay en sus vidas, de la poca frecuencia con que se tienen encuentros sexuales, sin embargo el exceso de eso que tanto extrañan también puede ser mortal. El comportamiento sexual compulsivo se gesta, en la mayoría de los casos, en la mente, donde las fantasías sexuales, los sueños y los pensamientos eróticos se convierten en la válvula de escape de los problemas laborales, las relaciones rotas, la baja autoestima o la insatisfacción personal; sin embargo, tener sexo intenso puede generar graves problemas para la salud.

Para el doctor Issa Dahabreh, de Tufts Medical Center en Boston, súbitos aumentos de actividad física moderada a intensa, como trotar o tener sexo, incrementan de manera significativa el riesgo de sufrir un infarto, especialmente en personas que no realizan ejercicio regular.

De acuerdo con información de Reuters, para cuantificar el riesgo, un grupo de investigadores analizó datos de 14 estudios examinando el vínculo entre el ejercicio, el sexo y el riesgo de ataques al corazón o muerte cardíaca súbita, un ritmo mortal del corazón que hace que la sangre deje de circular.



En la información publicada en el Journal of the American Medical Association, los investigadores encontraron que las personas que se están ejercitando son 3.5 veces más propensas a sufrir estos riesgos comparado con los momentos en que no lo están haciendo; y son 2.7 veces más propensos a sufrir un infarto cuando practican sexo o inmediatamente después, comparado con el momento en que no lo practican.
"Estos riesgos se elevan sólo por un breve período de tiempo (1 a 2 horas) durante y después de la actividad física o sexual", señalóJessica Paulus, otra investigadora de Tufts.

La doctora destacó la importancia de balancear los hallazgos con otros estudios que muestran que la actividad física regular reduce el riesgo de ataques cardíacos y muerte cardíaca súbita en un 30%. "Lo que realmente no queremos hacer es que el público se aleje de esto y piense que el ejercicio es malo".

Por lo tanto, las personas que no se ejercitan con regularidad deben comenzar cualquier programa de ejercicios con lentitud, aumentado gradualmente la intensidad de las prácticas con el tiempo.

Fuente:  salud180.com 

domingo, 28 de abril de 2013

Los flechazos de amor en el caso de la mujer entran por el oido.


El carisma y la apariencia física de un hombre pueden fascinar a una mujer, pero es la voz la que en realidad las atrae, según un nuevo estudio británico.



Algunas características vocales están instintivamente asociadas con el tamaño corporal, el atractivo y la amabilidad, reza el estudio publicado en la revista 'Plos One'. 

Los científicos han llegado a la conclusión de que la voz masculina más deseable para las mujeres es profunda, sorda y susurrante, lo que indica una combinación ideal de masculinidad y fuerza con un toque de ternura. Por otra parte, la voz de las mujeres que más atrae a los hombres es aguda y susurrante, características que la psique masculina traduce como propias de mujeres pequeñas, abiertas y obedientes. 

"Para las mujeres es un prototipo un poco sexista. La investigación sugiere que, inconscientemente, los hombres se sienten más atraídos por una voz femenina que expresa amabilidad y sumisión", sostiene el investigador principal Yi Xu, profesor adjunto de ciencias del lenguaje en Escuela Universitaria de Londres citado por 'Daily Mail'. 

"Los hombres prefieren una voz con poco cuerpo, aguda y susurrante. Marilyn Monroe es un buen ejemplo", explicó.

































Tomado de:  http://actualidad.rt.com/sociedad/view/93015-voz-masculina-atraer-mujeres

Amor a distancia ya es posible con interacción y tecnología.

La compañía británica Durex anunció una campaña en Australia para publicitar un nuevo producto: una ropa interior vibratoria que se activa desde una aplicación en un smartphone, de acuerdo con el video promocional en YouTube.
El nuevo producto, Fundwaer, permitiría a las parejas separadas por la distancia tener un contacto íntimo.

La app tiene un diagrama de la ropa interior; al arrastrar el dedo sobre una zona seleccionada, se activarán las vibraciones en el calzoncillo que use la otra persona, en cualquier parte del mundo.
La aplicación para controlar la ropa interior vibratoria funciona en el sistema operativo iOS de Apple, y se espera que también esté disponible para plataforma como Android.
La ropa interior fue desarrollada por Havas Worldwide Sydney, Snepo Tecnologies y la diseñadora de modas Billie Whitehouse.




viernes, 12 de abril de 2013

Matrimonios acercarse más es beneficioso.

Recientes investigaciones científicas demostraron que tres relaciones sexuales a la semana tienen efectos positivos insospechados en la salud. A continuación, seis de esas ventajas.
Más jóvenes
Un estudio de largo plazo hecho por investigadores del Royal Edinburgh Hospital, en Escocia, con 3.500 personas entre 30 y 101 años, encontró que la actividad sexual regular podría hacer ver a una persona entre cuatro y siete años más joven. Para el trabajo, se le mostró fotos de los participantes a un panel de jueces, que debía adivinar la edad de las personas en las imágenes. Quienes fueron considerados más jóvenes fueron los de mayor actividad sexual. La responsable de este efecto sería la hormona de crecimiento cuya producción se aumenta durante la cópula. Otros trabajos han encontrado un incremento de la hormona Dhea durante la etapa de excitación de la pareja. Esta hormona, considerada como la fuente de la eterna juventud, ayuda a mantener la piel saludable, repara los tejidos y tonifica los músculos.

En forma

¿Sin tiempo para el gimnasio? No importa. Se ha calculado que, en promedio, una relación ayuda a bajar cinco calorías por minuto. Los besos y las caricias, si son apasionados, suben la presión arterial y por lo tanto ayudan a quemar calorías. Otros estudios han establecido que el cuerpo puede perder 150 calorías en una faena sexual de media hora, y el tiempo promedio que una pareja gasta en las lides del amor es de 25 minutos. Esto, tres veces a la semana, significa 450 menos calorías, lo cual es mejor que una vida sedentaria en la cama. De ahí en adelante, todo incremento en la frecuencia de estos encuentros será una ganancia. Otros expertos han encontrado que la sexualidad ayuda a mantener el cuerpo en forma gracias a que estar desnudo frente a la pareja crea una conciencia de su imagen corporal y genera motivación para hacer ejercicio y quitarse los kilos de más.


No más gripas


Estar en la intimidad con una persona que estornude y tosa no es muy sensual. Pero sí está confirmado que los encuentros sexuales mantienen a raya los resfriados y las gripas. De acuerdo con estudios realizados por investigadores de la Universidad de Wilkes, Pensilvania, se ha podido establecer que aquellos estudiantes que tienen relaciones sexuales dos veces a la semana presentan niveles más altos de inmunoglobulina A, o IgA, un tipo de anticuerpo. La IgA se encuentra en la saliva y las mucosas y es la primera línea de defensa del organismo frente a las infecciones. Por lo tanto, el sexo, en una frecuencia moderada, mejoraría el sistema inmune. Otros estudios han encontrado que las defensas se fortalecen gracias a que al hacer el amor las personas se exponen a los microbios de su pareja. Pero hay límites. Las investigaciones han encontrado que los adictos al sexo estarían más estresados y ansiosos, por lo cual se cancelaría el efecto benefactor ya que estas sensaciones deprimen el sistema inmune.
Menos estrés
Si está agobiado por los problemas, el remedio podría ser un orgasmo. Según Bass, "el clímax ayuda a calmar a la gente y a conciliar el sueño, incluso si la persona lo obtiene mediante la masturbación". La razón es que luego de un orgasmo viene una intensa oleada de calma y relajación. Por eso, la mayoría se queda dormida después de experimentarlo. Esto se debe a que durante el acto sexual, el cuerpo emite una hormona conocida como oxitocina, lo que a su vez provoca la secreción de endorfinas. Y una buena noche ayuda a capotear mejor el estrés al otro día. Todas ellas ayudan a aliviar el dolor y a producir una sensación analgésica en el cuerpo. Un estudio encontró que la gente que pasa de tener relaciones sexuales una vez al mes a una vez a la semana obtiene un nivel de felicidad parecido al de recibir un aumento de sueldo. Pero esto último no aplica a quienes pagan por sexo ni a los que engañan a sus parejas. Otro estudio reciente, hecho con estudiantes de la Universidad de Nueva York, sugiere que el semen es un antidepresivo natural, pues las mujeres que tuvieron relaciones sin condón eran más felices que quienes usaban el preservativo. "Es evidente que la vagina absorbe componentes del semen que luego se detectan en el flujo sanguíneo", escribieron los autores en el trabajo. El sexo también ha sido relacionado con una disminución de la neurosis, que se caracteriza por cambios de ánimo y preocupación.


Un corazón saludable


Algunos estudios recientes publicados en el Journal of the American College of Cardiology confirman que el sexo y el corazón son grandes aliados y no enemigos, como muchos creen. 'Morir en el acto' es muy poco frecuente. Los científicos han descubierto que los hombres que reportan tres o más orgasmos a la semana tienen 50 por ciento menos infartos y derrames cerebrales si se les compara con hombres que tienen una frecuencia sexual más baja. En este punto, la hormona Dhea vuelve a relucir, pues un orgasmo aumenta la producción de esta sustancia, que ayuda a mejorar la circulación y la dilatación de las arterias. Por eso un problema de disfunción sexual es un indicador temprano de una mala salud cardiovascular. En general, hoy se sabe que el sexo incrementa el flujo sanguíneo, y esto es bueno para todos los órganos, incluido el cerebro. Cuando la gente se excita, la presión de la sangre aumenta y llega más flujo a la cabeza, lo cual mejora el desempeño de la mente no solo en la cama, sino fuera de ella. Más oxígeno en los demás órganos significa también que estos se pueden limpiar para poder hacer mejor su trabajo.


Longevidad


El sexo con una frecuencia regular podría añadir años de vida. En un estudio del British Medical Journal, los científicos encontraron que los hombres que hacen el amor una vez al mes tienen el doble de riesgo de morir en los diez próximos años que aquellos que lo hacen una vez cada semana. Investigadores de la Universidad de Duke también encontraron este efecto en las mujeres que reportan gozar de una vida sexual. En este caso, las más activas vivirían entre siete y ocho años más que las mujeres que son indiferentes al tema. La razón no es muy clara, pero algunos especulan que se debe a todas las ventajas mencionadas anteriormente. Como lo dice Bass, "la sexualidad, por ser un ejercicio, ayuda al cuerpo a luchar contra los síntomas del paso del tiempo".

Fuente: Semana

viernes, 1 de marzo de 2013

EL sexo y las culturas !Cuantas diferencias para lo mismo!


Es importante que todos sepamos que la sexualidad como la practicamos no es lo común a todos los seres humanos que habitamos este planeta. En diversos lugares según estudios antropológicos se practica de diversas maneras


1. La sexualidad humana.

Sexo frente a género.
  • La identidad sexual etic de los seres humanos se establece: examinando los cromosomas, los órganos sexuales (interiores y exteriores) y las características sexuales secundarias (complexión corporal, pechos, depósitos de grasa etc).
  • La definición emic de masculino y femenino varía de una sociedad a otra. Los antropólogos utilizan el término “género” para designar los significados emic asociados con las identidades sexuales culturalmente definidas.
La sexualidad humana.
  • La búsqueda del placer sexual motiva gran parte del comportamiento humano y debería contemplarse como un aspecto de la infraestructura. El modo de reproducción de una sociedad depende de los factores biológicos, y determina rasgos y estructurales y organizativos de la vida social.
  • El Homo sapiens es capaz de ser la especie más sexual del reino animal (pene más largo y grueso, mayor tiempo de cortejo, capacidad femenina de alcanzar el orgasmo más desarrollada, preocupación por el sexo, no está limitado a la época de celo…)
  • Todas las comparaciones específicas relacionadas con el comportamiento sexual son exclusivamente potenciales porque los efectos de la cultura pueden convertir al ser humano en el menos sexual.

2. Variaciones culturales de la sexualidad.


  • Sexo en Mangaya: no hay demostraciones públicas (los niños y niñas nunca se dan la mano, maridos y esposas no se abrazan en público..) pero se tienen relaciones sexuales antes de la pubertad y se tiene una intensa vida sexual premarital.
  • Sexo en la India: el semen se considera una fuente de fuerza que no debe malgastarse. La frecuencia de coito es menor que entre los blancos estadounidenses, en contra del estereotipo popular de hipersexualidad basado en la abundancia de temas eróticos en el arte y la arquitectura y el alto crecimiento demográfico.
  • Sexo en Inis Beag (isla cerca de la costa irlandesa): Las mujeres consideran el sexo un deber ante sus maridos y permanecen pasivas durante el coito, lo hacen con ropa interior, con la luz apagada y el marido llega al orgasmo tan rápido como puede.
  • El sexo en Norteamérica y Europa: estadísticas.
  • Heterosexualidad: inmensa variedad de la heterosexualidad. Se conoce poco de las formas en que se practica el coito en las diferentes sociedades ya que en prácticamente todas las sociedades se practica en privado. Estudio de Malinowski sobre el comportamiento sexual de los Trobiandeses.

  • 3. Formas culturales de la homosexualidad.

    Homosexualidad masculina:
    • Muchas actitudes ante ella.
    • Entre las muchas maneras de separar el placer sexual de la reproducción no deseada, destaca la homosexualidad masculina.
    • No hay pruebas de que quién tiene preferencia por las relaciones con el sexo opuesto tenga fobia a las relaciones homosexuales, y de igual manera resulta dudoso que los que tienen preferencia por las relaciones homosexuales tengan fobia a las relaciones heterosexuales. ¿Es genética la homosexualidad? Ciertas pruebas de que al menos un gen puede estar relacionado, pero también influencia del condicionamiento cultural.
    • La mayor parte de las sociedades no se ocupan de crear la aversión hacia la homosexualidad. Por otro lado, en cierta medida, en todas las sociedades se produce el sexo homosexual.
    • La conducta homosexual masculina es tan variada como la heterosexual. Casos: incorporación como sistema de desarrollo personal, en otras culturas está ritualizada, en otras es una obligación social (todos los hombres están obligados a ser bisexuales por necesidad práctica, pero se cree que tienen una reserva de semen limitada). Los etoro creen que el semen sólo puede ser adquirido de otro hombre mediante relaciones orales con hombres mayores. En Mueva Guinea y Melanesia la homosexualidad responde al antagonismo sexual entre hombre y mujer.
    • Las sociedades marcadamente antinatalistas aceptan o animan la homosexualidad y otras formas de sexo no reproductivo.
    Homosexualidad femenina:
    • Menor conocimiento por el predominio de las etnografías de sesgo masculino.
    • Raras veces las mujeres se ven sometidas a ritos de iniciación que impliquen relaciones homosexuales, si hay informes sobre escuelas de iniciación de mujeres en las que participaban en relaciones sexuales.
    • También es frecuente que las mujeres adopten roles de género “ni hombre ni mujer” empleando un status intermedio para afirmar su credibilidad como chamanes y que entablan relaciones lesbianas con otras mujeres.
    • Lesbianismo institucionalizado: relacionado con la emigración de los varones en busca de trabajo, en China las trabajadoras de la seda tenían mejor retribución que sus futuros maridos y formaban hermandades contra el matrimonio que les daban apoyo económico y emocional en el que se daban frecuentes matrimonios lésbicos.
    • En general, es menor el número de institucionalizaciones de la homosexualidad femenina que de la masculina, pero probablemente es porque en gran medida ha sido clandestina o se ha dado en contextos no institucionalizados que escapan a la observación.
    • Solo recientemente ha salido a la luz que entre los ¡kung las adolescentes participan en juegos sexuales con otras chicas antes de hacerlo con chicos, probablemente el matrimonio poligínico es otro contexto que favorece las relaciones lesbianas.

    jueves, 17 de enero de 2013

    Sexo Anal Cosas que debes saber.



    Muchas mujeres tenemos dudas respecto a esta práctica sexual; es importante que sepamos que la educación es lo más importante antes de practicarlos, conocer el tema y no los mitos a su alrededor.



    Últimamente pareciera que el sexo anal heterosexual se ha  puesto de moda. Y existen numerosas parejas que lo practican. Pero, la verdad es que muchas mujeres sólo lo hacen para complacer a su pareja, no por propio gusto.




    Tradicionalmente, el sexo anal entre parejas heterosexuales fue una variante de la sexualidad, no siempre bien vista, que contribuía al control de la natalidad. Al principio se utilizaba más como una forma de evitar tener hijos. Y con el tiempo se empleó como una variante más de las prácticas sexuales.

    Sodomía es otro nombre para referirse al sexo anal. Actualmente, la práctica habitual del coito anal se encuentra en torno al 10% de la población masculina y femenina. Parece probado que las mujeres urbanas con bajos ingresos suelen tener una experiencia con el coito anal (entre el 9% y el 38%) superior al de las universitarias (12%).

    Razones de rechazo

    Las mujeres terminan aceptando en mejor o menor grado el sexo anal por amor a su pareja. Es posible que con el tiempo se acostumbren y terminen aceptándolo con agrado. Pero, inicialmente, el sexo anal es algo que tienden a rechazar casi todas las mujeres.

    Las razones de dicho rechazo son bien sencillas. Y no se trata, simplemente, de que esa actividad resulte un tabú para ellas. Es verdad que algunas rechazan el sexo anal porque no admiten que entre nada por un lugar destinado a que sólo salgan cosas, o porque supongan que ese tipo de actividad sólo es propia de la homosexualidad femenina y, por tanto, deduzcan que si su pareja se lo propone es porque tiene algo de perverso o de homosexual.

    Hay otras razones prácticas para ese rechazo. Por un lado se encuentra el temor de las mujeres al dolor que dicha práctica pueda ocasionarles. Un dolor que es auténtico, nada imaginario, que se debe a la intensa contractura refleja del ano cuando algo intenta abrirlo abruptamente.

    Un reflejo fisiológico, destinado a evitar episodios desagradables que no se mencionarán aquí pero que todos los lectores podrán imaginar. Sólo un proceso de habituación al sexo anal permitirá que dicho dolor desaparezca cuando la costumbre permita a la mujer relajar espontáneamente el esfínter anal para dejar entrar al pene.

    El papel de la mujer

    Las mujeres suelen ser el sujeto pasivo en el mismo. Y no hago referencia a la postura o a la actitud respecto a la sodomía sino a la propuesta de esta actividad sexual: pues generalmente la hacen los hombres.

    .Porque, aunque es cierto que existen mujeres que tienen una experiencia de coito anal superior a la de algunos hombres homosexuales, lo cierto es que el coito anal resulta más atractivo para los hombres que para las mujeres. Probablemente, a los hombres les seduce el aspecto animal de este tipo de encuentro, además de que al ser más cerrado el esfínter anal que la vagina, les proporciona sensaciones más intensas.

    La higiene y demás

    Por otro lado, entre las razones del rechazo, se encuentran las cuestiones higiénicas. A las mujeres les preocupa tanto qué hacer antes de la relación, para que el terreno se encuentre limpio y sin restos de heces, como, también, semen manchar el pene con esos restos después del acto.

    En ocasiones, las medidas preventivas que hay que poner en marcha para ambas situaciones disuaden, por sí solas, a cualquiera.

    Y una tercera razón para rechazar el sexo anal es que este no procura a la mujer sensaciones eróticas relevantes. Las mujeres que lo practican pueden sacar placer del contacto físico; de la situación que ocasiona: un contacto muy primitivo e instintivo; de proporcionar a su pareja unas sensaciones de ese tipo.

    Pero el ano, aunque tiene terminaciones nerviosas que pueden trasmitir sensaciones eróticas, estas sólo se despiertan con las caricias, no con la inserción del pene en el ano.

    El coito anal no produce las sensaciones eróticas que las mujeres sienten en el vaginal y, por descontado, no lleva a ninguna mujer al orgasmo. El ano está más lejos del clítoris que la vagina y, por tanto, no recibe ninguna clase de estimulación durante el coito anal. Es necesario que el hombre masturbe a la mujer (lo que no siempre es fácil, sobre todo en la posición del misionero) o que ella se lo haga a sí misma (a lo que no siempre se atreve) para llegar al orgasmo.

    No puede extrañar, por tanto, que las mujeres se muestren reticentes a practicar el coito anal. A ellas no les produce gran cosa.

    Consejitos para que te resulte placentero:   
    -Compren condones y lubricante a base de agua en una farmacia. El ano no es sucio como tal, sencillamente contiene bacterias que pueden ser nocivas para otras partes del cuerpo.

    -También el condón debe usarse por higiene, ya que las bacterias del ano, incluso materia fecal puede introducirse en la uretra y causarle una infección a tu pareja.

    -Usen mucho lubricante, nunca es demasiado. Úsalo en el ano directamente, en el pene o en el dedo que vayas a introducir.

    -Si van a experimentar introduciendo objetos en el ano, asegúrense que tengan un tope o desnivel, algo que los detenga de ser introducidos sin límite, ya que el recto produce un movimiento natural de succión, y si el objeto no tiene tope, puede “perderse” allá adentro y puedes terminar en el hospital.

    -El ano y sus alrededores deben ser estimulados de previo con los dedos o la lengua para que se relaje el esfínter y facilite la penetración.

    -Cuando vayas a iniciar la penetración, puja un poco, como que quisieras defecar. Esto ayuda a dilatar el esfínter y hacer más fácil la penetración.
      
    La mayoría de las mujeres le temen al sexo anal porque piensan que es doloroso, cuando en realidad puede ser una práctica satisfactoria para ambas partes

    Muchos hombres están casi obsesionados con el sexo anal, es como “la última frontera”, precisamente porque es tan “prohibido”.

    Hay que tener cuidado de no hacer nada solo por complacerlo. Si el sexo anal es una práctica que está en contra de tus límites personales con respecto a la sexualidad, no deberías hacerlo.

    Tu pareja debe comprender y respetar tus límite, especialmente en la cama y nadie tiene derecho a presionarte a hacer algo que no quieres hacer.

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